DESCRIPCIÓN DEL ITINERARIO
Empezamos la senda del Deva (PR-AS 307) en el parking de caravanas de Panes, un rincón tranquilo que sirve como punto de partida ideal 🚐. Nada más comenzar, decidimos dar un paseo por el Jardín Botánico de Panes, un lugar pequeño pero muy cuidado, donde se mezclan árboles, flores y especies típicas de la zona 🌸🌿. Fue como una especie de introducción a lo que íbamos a ver durante toda la ruta: un entorno verde, lleno de vida.
La senda arranca siguiendo el curso del río Deva 💧. Desde los primeros metros el agua se convierte en un compañero inseparable, con su sonido constante y su frescor que acompaña el paso. El camino serpentea entre bosques y prados, y a cada rato aparecen puentes que nos invitan a cruzar de una orilla a otra 🌉. Algunos de piedra, otros de madera, todos con ese encanto rural que parece sacado de un cuento.
Mientras caminábamos, íbamos pasando cerca de pequeñas aldeas y caseríos 🏡. Me llamó mucho la atención lo bien conservados que estaban los hórreos y las casonas antiguas, con tejados de pizarra y paredes de piedra. También vimos alguna ermita escondida entre los árboles ⛪, testigos de una vida tranquila y sencilla que aún pervive en esta parte de Asturias.
En los tramos más abiertos, el paisaje nos regalaba vistas hacia los valles cercanos y, al fondo, las montañas que anuncian la cercanía de los Picos de Europa 🏔️. El contraste entre el verde intenso de los prados y la silueta imponente de las cumbres nos obligaba a parar un momento y simplemente mirar.
El sendero no es complicado, aunque sus 16 km circulares 🔄 se notan en las piernas conforme avanza el día. Aun así, el recorrido se hace muy llevadero porque siempre hay algo nuevo que descubrir: un recodo del río con aguas transparentes, un molino en ruinas, un grupo de vacas pastando 🐄 o simplemente el silencio interrumpido por los pájaros.
El regreso a Panes lo hicimos con la sensación de haber completado un viaje pequeño pero muy especial. La senda del Deva no solo es naturaleza, también es cultura, historia y vida rural. Terminas con el corazón lleno de verde, con la música del río en la cabeza y con esa paz que solo dan los caminos que parecen pensados para caminar despacio ✨.