La COLLADA LLOMENA (1.004) es una estratégica encrucijada, por donde discurría el antiguo camín de los Arrieros, que comunicaba Ponga con Castilla a través de Arcenorio, vega y puerto con amplia y alargada pradería paralela a la Cordillera, que contaba con alberguería de altura y ermita de la Virgen protectora de los caminantes. Es asimismo punto de partida para distintas rutas, entre ellas el P.R. AS-211, “Ruta de Subida al PIERZU”, hacia el norte, y “Ruta la Foz de los Andamios”, P.R. AS-181, al mediodía. Está situada en la PO-4, a tres kilómetros de BELEÑO (619), capital del Concejo, y a siete de PUENTE VIDOSA (300), desfiladero de los Beyos, en la N-625. En 2021 sería paso de montaña dos veces en la Vuelta Ciclista a España camino de los Lagos de Covadonga.
Desde la misma se divisan ya el pico PIERZU (1.552) y las cumbres señeras del parque. De sur a oeste: P. RASO (1.613), LUENGU (1.785), ZORRU (1.844), RECUENCU (1.642), MACIÉDOME (1.899), TIATORDOS (1.951) y LLAMBRIA (1.749), más los PICOS DE EUROPA al este, de manera que las nuevas panorámicas que aparezcan de los mismos, a lo largo de recorrido, son variaciones sobre el mismo tema.
A su vez, el PICO PIERZU (1.552) es la cumbre más septentrional y solitaria de los cordales ponguetos, última estribación del cordal del Colláu Zorru, frontera entre los concejos de Ponga y Amieva, a la vez que línea divisoria de aguas entre los valles fluviales del Sella y del Ponga. Es visible desde diferentes cadenas montañosas y desde otros emplazamientos más pedestres. Tal sería el caso de CANGAS DE ONÍS, a cuya salida, dirección Puerto del Pontón, se impone al fondo deslumbrante y majestuosa su cara norte, en caída profunda y cortada, tal vez la perspectiva más vistosa del mismo.
El Parque Natural de Ponga -Reserva de la Biosfera, julio de 2018- que ocupa la totalidad de ese concejo, se sitúa en la montaña centro-oriental de Asturias, entre el Parque Nacional de los Picos de Europa y el Parque Natural de Redes, con una superficie protegida de 20.533 hectáreas. Se caracteriza por un fuerte relieve en el que destacan cordales rocosos, como la crestería del Tiatordos (1.951) de naturaleza calcárea, y encajonados desfiladeros, como el de los Beyos, donde los abruptos roquedos calizos son cortados limpiamente por el cauce del río Sella.
Abundan asimismo masas boscosas formadas por tejos, robledales, abedulares, fresnedas, castañares, arces y alisedas. Pero entre la flora destacan los hayedos, siendo estrella la “Reserva Natural Parcial de Peloño” que ocupa unos 15 kilómetros cuadrados de gran relevancia ecológica. El parque tiene asimismo reconocidas otras figuras de protección: “Lugar de Importancia Comunitaria de Ponga-Amieva”, “Zona Especial de Conservación Ponga-Amieva” y “Zona de Especial Protección para las Aves Redes”.
Rumbo norte tomamos una pista que discurre prácticamente en llano a través de una frondosa foresta. Pasaremos junto a una fuente abrevadero, para desembocar al cabo de media hora en una cantera abandonada, con la majada LES COLLADIELLES (1.050) en el entorno, donde termina la pista. Continuaremos siguiendo una vereda, marcada con señal vertical del PR, por el paraje denominado EXCUEÑU (1.100), topónimo de majada y sierra. Es probablemente el tramo más incómodo del itinerario, porque hemos de superar, en zigzag y acusada pendiente, un desnivel de 200 metros hasta el COLLADO CANTU LLANU (1.235), a través de una tupida vegetación, con algún claro y matorral variado, helechos y zarzas a ras del suelo.
Desde el collado, aparecen por el este-sureste el resto de las cumbres del concejo, más modestas, pero igualmente hermosas: P. CARRIA (1.431), PEÑA SALÓN (1.245), SUBES (1.480) y SEN DE LOS MULOS (1.450). Detrás de las dos últimas asoman los leoneses picos de NIAJO (1.739) y POZALÓN (1.743). Asimismo, más allá del P. Zorru se vislumbran las siluetas de PILEÑES (2.012) y PEÑA TEN (2.140), techo de Ponga, con las que se completa el elenco de sus montañas.
Un sendero, a media ladera de la SIERRA EXCUEÑU (1.235) a nuestra derecha, prosigue rumbo norte, entre brezo y matorral diverso, dando vista a un precioso valle de fértiles camperas, que se extiende en paralelo, comenzando al mediodía con las MAJADAS DE ARANGA (1.169), P. LLANU CANTU (1.284) y CDO. LOS LAGOS (1.226), muriendo en la MAJADA CERBOES (1.300). Hacia ella nos encaminamos, bellísima braña de altura, con laguna y cabañas dispersas, al abrigo de los recuestos meridionales del P. CANTU LAS FUENTES (1.386) y de otros resaltes rocosos al poniente.
El núcleo principal de esas construcciones rudimentarias está protegido por una mancha boscosa de fresnos, árbol totémico de las majadas. La braña, a 1300 metros de altura, es un caso singular en el aprovechamiento de espacios silvo-pastoriles, pues no está emplazada en un claro vencido al bosque, sino que utiliza las repisas herbosas de las sierras colindantes, con una cabaña numerosa de ganado, básicamente bovino y caprino.
Nos restan 250 metros de desnivel hasta la cima, que iremos superando progresivamente, siguiendo un sendero, que sortea las estribaciones occidentales del P. CANTU LAS FUENTES (1.386), antesala del Pierzu, hasta encumbrarnos en la ancha loma, arista a los pies de la cara norte del mismo. Desde aquí completamos la panorámica de nuestro itinerario por el poniente. A la derecha de LA LLAMBRIA (1.752), aparecen sucesivamente las cumbres casinas del CUETÓN (1.509), LOS TORNOS (1.561) y MAOÑU (1.429), más el VÍZCARES (1.421), techo de Piloña.
Continuamos loma adelante, teniendo como guía el sendero, que cambia de vertiente, y afrontamos el último repecho hasta la cima, marcada con vértice geodésico y buzón de cumbre. A los valles y poblaciones que se asientan en su vertiente norte, la más destacada Cangas de Onís, en un segundo plano, añadiremos las sierras más próximas, donde se integra el P. MOTA DE CETÍN (1.137), con su característica figura de paralepípedo ortoedro, o sea, “caja de cartón” o “mesa compacta sin patas” y, en el horizonte lejano, la SIERRA DEL SUEVE con el P. PIENZU (1.159) como cota destacada.
El emplazamiento aislado de esta peña, más su posición avanzada, sobre los valles de Beleño al poniente y Sella al este, con respecto al cordal del que forma parte, producen la impresión de hallarnos a gran altura, altitud que no se corresponde con sus parámetros reales. Esa sensación se agudiza si nos asomamos al escalofriante murallón vertical de su cara norte. A ello ha contribuido asimismo nuestra experiencia previa en rutas por los contornos, desde cuyas perspectivas aparecía siempre enhiesto, altivo y solitario ese peñón emblemático.