Ascensión al pico Sen de los Mulos por el Monte de Peloño, desde el área de aparcamiento de Les Bedules.
Les Bedules (1.083 metros) - Collada Granceno (1.194 metros) - Collada Viances (1.216 metros) - Collado Cabeza Mimales (1.306 metros) - Pico Sen de los Mulos (1.505 metros).
En San Juan de Beleño, capital del concejo de Ponga, parte la carretera PO-2 que desde la salida del pueblo, une el valle que forma el rio Ponga, con el desfiladero de los Beyos en el Puente Vidosa, a través del Collado Llomena y del también pueblo pongueto de Viego. A unos 3 kilómetros por esa carretera, continuamos a la derecha por un desvío (indicado), siguiendo una pista (en su mayoría hormigonada) que nos lleva hasta Les Bedules, en el que hay habilitado un amplio aparcamiento, del que derivan todas las actividades del Monte de Peloño.
Desde èl, parte el camino en dirección Sureste mientras dejamos a la izquierda las amplias majadas de Les Bedules. Salvando un desnivel mínimo, vamos adentrándonos en el bosque, obviando los caminos que derivan de la bien conservada pista, hasta alcanzar la Collada de Granceno. Hasta aquí es parte del PR-AS 181, que por la izquierda desciende hacia Brañey, Viboli y la foz de los Andamios, si continuáramos hacia el Sur, tomaríamos el antiguo camino arriero que comunicaba Asturias con León, a través del collado de la Guaranga y la Vega del Arcenorio para llegar a La Uña.
La tercera opción es nuestro objetivo, en ligera pendiente y en dirección Este vamos por un abierto camino hasta la Collada Viances que está a los pies de los murallones de la Sierra del Torbeñu y la cumbre de Sen de los Mulos. Aunque se puede afrontar su ascenso desde la collada a través de una pendiente y dura canal de hierba, es preferible bordear su murallón por la derecha a través de una efímera pista minera, transformada por el tiempo en un sendero, desde el que se contempla en todo su esplendor el Monte de Peloño, uno de los mejores bosques de hayas de toda la Cordillera Cantábrica. Dejamos atrás la fuente Les Files y la cueva Ñabeya, en dirección al Porrón de Ardimales o Cabeza Mimales; sin alcanzar su cota cambiamos de dirección casi 180º, para remontar la cuesta que nos eleva hasta el Collado Cabeza Mimales, desde el que vemos al Norte las dos cimas de Sen de los Mulos por encima del verde y limpio valle de Tolivia.
Hemos llegado hasta aquí, siguiendo el PR-AS 283 que desde el Collado de Granceno comparte recorrido con nuestra ascensión y que en este punto deriva hacia el Sureste, precipitándose en vertiginoso descenso hacia las ruinas de Tolivia, pequeño núcleo de los Beyos asturianos y de gran valor etnográfico, permaneció habitado hasta los años 80 y parece que se está rehabilitando en alguna medida, que puede impedir la desaparición de tan peculiar paraje. Situado al pie de una canal, en una ladera soleada bajo el pico Sen de los Mulos, tuvo su mejor comunicación a través de un pequeño sendero que desciende hasta la carretera, cruzando el rio Mojizo por el puente Espina y el Sella por el puente Vaguardo, en un recorrido de cierta dificultad como apunta el panel de señalización emplazado en el Collado Granceno.
Aun mas recóndito queda el Caserío de Llué, deshabitado y absorbido por la maleza y al que se accede, por ese mismo descenso a través del Collado de Reces. Paraje legendario y quizás el mas inaccesible de todo el territorio asturiano, situado bajo mil metros de las paredes del pico Niajo y en lo mas profundo de los bosques de Peloño, estuvo habitado por Martinón el gigante de Llué a principios del siglo XX, forjado a imagen de la rudeza de las montañas que le rodeaban, cuentan de él anécdotas relacionadas con la caza y la difícil supervivencia del mágico lugar.
Nuestro objetivo está en sentido contrario a Tolivia y Llué, dejando a la espalda la derruida majada de Viances, vamos subiendo por el fondo de la vallina orientándonos a la derecha hacia una pequeña collada (1.425 metros), que entre dos árboles nos traspasa al Norte de la peña en la que damos vista al Cornión con sus cumbres blancas de las primeras nieves. Para alcanzar la cumbre principal de Sen de los Mulos, damos un pequeño rodeo circular por encima de los últimos árboles del Monte Pedrosu, evitando con ello cruzar la estrecha arista que nos separa de la cima.
Sen de los Mulos, una pequeña cruz metálica y un buzón de tarjetas sin la tapa superior, presiden esta emblemática atalaya que culmina la Sierra de Torbeñu, por la agreste crestería que viene desde Peña Subes. Su privilegiada situación sobre los desventíos del desfiladero de Los Beyos, alcanza horizontes y valles, bosques y cumbres. Ten y Pileñes, Collado Zorro, Pierzu y Carriá, el Cornión sureño con sus Peñas Santas y el Friero del central, Gildar y Cebolledo, Niajo y Pozalón. La comarca de Sajambre y la de Amieva, con el Cantábrico de tonos azules hacia el Norte por detrás de la Sierra del Sueve, todo un regalo visual desde su cumbre.