DESCRIPCIÓN DEL ITINERARIO
La ruta PR-AS 58.1 es un itinerario circular con salida y llegada en el encantador pueblo de Cuevas del Agua, en el concejo de Ribadesella (Asturias). Esta senda, de aproximadamente 6 kilómetros y con un desnivel moderado, es una joya del turismo rural y natural, donde se conjugan la historia etnográfica de los antiguos molinos harineros con la impresionante formación geológica de La Cuevona, una cueva natural que se ha convertido en uno de los lugares más singulares del norte de España.
Inicio del recorrido: Cuevas del Agua
La ruta comienza en Cuevas del Agua, un pequeño pueblo situado en un valle cerrado, al que solo se puede acceder a través de La Cuevona. Este aislamiento ha conservado el carácter tradicional de la aldea, donde las casas de piedra, los hórreos y los campos verdes forman un paisaje típicamente asturiano. Desde aquí, se inicia el sendero por un camino de tierra bien señalizado, que poco a poco se adentra en el bosque.
El bosque y los molinos
A medida que se avanza, el sendero discurre entre robledales y castañedos, con helechos y musgos que tapizan el suelo y los troncos. El murmullo del agua acompaña durante buena parte del trayecto, ya que el río que atraviesa el valle fue, en tiempos pasados, el alma de una red de molinos harineros hoy en ruinas. Algunos aún conservan sus estructuras de piedra, y es posible identificar las compuertas, los canales y las ruedas hidráulicas que antiguamente servían para moler el grano de maíz y trigo cultivado por los vecinos.
La senda pasa junto a varios de estos molinos, algunos ocultos entre la vegetación, lo que añade un aire misterioso y nostálgico al recorrido. En ciertos tramos, el sendero se estrecha y se vuelve más sombrío, generando una atmósfera casi mágica, especialmente si se realiza la ruta en días de niebla o con humedad en el ambiente.
La Cuevona: un prodigio natural
Sin embargo, el momento más esperado llega cuando el camino se encuentra con La Cuevona, una cueva natural de más de 300 metros de longitud, formada por la acción del agua sobre la roca caliza a lo largo de milenios. Este prodigio geológico no solo se puede recorrer a pie: es también la única cueva de España por la que se puede circular en coche. Entrar a pie permite apreciar plenamente su majestuosidad: estalactitas que cuelgan del techo, columnas de roca, formaciones caprichosas esculpidas por la erosión y una humedad que intensifica el olor a tierra y piedra húmeda.
Durante el paseo por su interior, la luz natural que entra desde los extremos se mezcla con la tenue iluminación artificial instalada en algunos tramos, creando reflejos que parecen sacados de un cuento. El eco de las pisadas y el sonido del agua filtrándose desde la bóveda acompañan al visitante en este tramo inolvidable. La temperatura en el interior se mantiene constante durante todo el año, alrededor de 13-14 °C, lo que proporciona un respiro agradable en los días calurosos de verano y una sensación acogedora en invierno.
Regreso y vistas panorámicas
Tras atravesar la cueva, la senda sigue por pistas y caminos rurales que ascienden suavemente, ofreciendo vistas panorámicas del valle y del entorno montañoso que rodea Ribadesella. En días despejados, es posible divisar el mar Cantábrico a lo lejos. El camino de regreso desciende por tramos de bosque y pequeñas praderas salpicadas de cabañas ganaderas y casas dispersas.
Es habitual encontrar vacas pastando tranquilamente y escuchar el canto de aves como el mirlo, el petirrojo o el carbonero. En primavera y verano, las flores silvestres pintan los bordes del sendero con colores vivos, mientras que en otoño, las hojas caídas forman una alfombra crujiente bajo los pies.
Un paseo por el tiempo y la naturaleza
La PR-AS 58.1 no es simplemente una ruta de senderismo: es un viaje al pasado rural de Asturias, una inmersión en la naturaleza más auténtica y un paseo por un entorno que ha sabido conservar su identidad. Apta para senderistas de todos los niveles, es ideal para una jornada de ocio en familia o en pareja, con tiempo para parar, observar y dejarse envolver por la calma del lugar.