DESCRIPCIÓN DEL ITINERARIO
Dejando el coche a un lado de la carretera, donde hay un antiguo refugio de pescadores y un pequeño espacio de tierra entre la carretera y el río Deva. Cruzamos la carretera y avanzamos unos metros en dirección Potes, donde alcanzamos un panel informativo de la “Ruta de las Agüeras”. Es la entrada al Barranco de Cicera, por el que ascenderemos a orillas de la Riega Cicera. La subida, hasta el pueblo de Cicera es constante pero se hace llevadera por el entorno y los pequeños repechos. La senda está bien delimitada, aunque no haya hitos, y se puede transitar sin problemas. Una vez en el pueblo, tenemos la opción de perdernos ligeramente entre sus calles, para disfrutar de la arquitectura típica de la zona. Si no, nos dirigimos directamente a la iglesia y tomamos el camino que sale de ésta hacia la izquierda, hasta la Ermita de Santa Catalina. Esta parte es un camino de tierra, suficientemente ancho y cómodo, entre prados de ganado.
Al llegar a la Ermita, giramos hacia la izquierda, y tras avanzar un tramo por la pequeña carretera, nos desviamos al encontrar los indicadores de la “Senda Mitológica” (a la izquierda) o la continuación de la Ruta de las Agüeras (a la derecha). La ruta original no contempla la subida al mirador, pero nosotras decidimos improvisar ésta, porque merece mucho la pena, así que, fuímos hacia la izquierda. Este tramo es el más duro y curioso de toda la ruta, pues la pendiente es mucho más marcada (140 mts de desnivel en 1km) y, a su vez, se nos muestran las diferentes criaturas de la mitología cántabra.
Una vez en el mirador, nos podemos tomar la licencia de un merecido descanso y disfrutar de las panorámicas del Desfiladero de la Hermida y los Picos de Europa. También se nos ofrece información sobre las ruinas de un antiguo castillo medieval que había emplazado en el lugar: La bolera de los Moros.
Comenzado el descenso, regresamos por la senda mitológica (aunque también podríamos hacerlo por la carretera con el consiguiente riesgo, pero el desnivel es más llevadero). Volvemos a los indicadores del inicio, tomando esta vez, la dirección de la ruta principal, descendiendo por el Bosque del Monte Hozarco. La senda a través del bosque no tiene pérdida y está perfectamente indicada, caminando entre castaños, robles y hayas, serpenteando hasta llegar a una nueva bifurcación. Aquí se puede seguir hacia Navedo (derecha) o bajar por el barranco del Arroyo de Navedo hacia el “Desfiladero de la Hermida” (izquierda). Tomando la segunda opción, seguimos bajando hasta encontrarnos con una sucesión de cascadas preciosas, que nos irán acompañando hasta llegar al punto final de la ruta, antes de avanzar por la carretera para llegar al coche, un tramo en el que hay que poner especial atención.