Desde Rozaes parte una carretera en dirección a la Llera, origen de vuestro itinerario. Tras cruzar el puente del mismo nombre, y a unos pocos metros, podréis observar el panel de inicio de la ruta y una pequeña área de aparcamiento acondicionada para los vehículos de los senderistas que comiencen el recorrido desde aquí. Un poco más arriba también hay una zona acondicionada para autobuses.
Una vez cruzado el río, y caminando durante unos minutos, os toparéis con los primeros molinos que son el origen y razón de ser de esta ruta: el molín de Barrial, el de Flora, el del Ferreru o el de Máxima.
Ascendiendo por el camino penetraréis en el bosque, donde la flora autóctona asturiana descubrirá a vuestro paso interesantes ejemplos de castaños, avellanos, robles, acebos… A lo lejos, las impresionantes cumbres de la Sierra de Peñamayor .
Tras unos kilómetros de recorrido, y muy cerca de su fin, encontraréis el Molín de Milio, que ha sido perfectamente restaurado para dar a conocer, de una manera sencilla, los instrumentos y mecanismos utilizados en la tradición molinera asturiana. Este es un lugar excelente para tomar un pequeño descanso y reponer fuerzas.
El rumor del agua os ayudará a relajaros antes de iniciar el ascenso al último molino del sendero. Tras tomar un ramal de ida y vuelta perfectamente señalado, llegaréis al molín de Honorio, hermosa construcción situado al pie de una impresionante garganta que ha sido esculpida en la piedra por el rio con el paso de los siglos.
Tan solo unos metros os separan del final del itinerario, si queréis subir, en el pueblo de La Velía.
El camino de regreso será en el recorrido inverso.