Atractiva ruta cuyo nombre se debe a Roberto Frasinelli, el famoso alemán de Corao, gran amante, naturalista y estudioso de los Picos de Europa, y era el camino que utilizaba para acercarse a las altas cumbres.
En ellas se perdía meses enteros, llevando por todo ajuar un zurrón con harina de maíz y una lata para tostarlo al fuego de la hierba seca, su carabina y cartuchos. Vino no bebía, bebía agua en la palma de la mano, carne sólo de rebeco, que abatía con certero disparo de su escopeta y cuya asadura tostaba sobre la misma lata en el fuego. Dormía entre las últimas matas de enebro. Se bañaba al amanecer en los solitarios lagos de montaña y, al regresar de la excursión a los Picos, se refrescaba revolcándose desnudo sobre la nieve.
La ruta comienza en el mismo aparcamiento de coches existente junto al lago Enol. Desde aquí descendemos por el Escaleru hasta la impresionante Vega de Comeya.
Atravesamos la vega y seguimos por la pista hasta llegar a la carretera. En este punto hay unos 400 metros que habría que ir por la carretera de acceso a los lagos, un tramo que no recomiendo de ninguna manera por el tráfico que existe en la zona. No se explica cómo no han trazado el camino de otra manera en esta zona. Una buena opción es caminar por la ladera de la izquierda de la carretera hasta unas cabañas y desde aquí subir otra vez, con lo cual ya estaremos en el desvío hacia el sendero.
Cogemos el desvío que asciende montaña arriba: el Camín de Molledo, que nos lleva hasta la Majada de Tarañodios, con cabañas, con buenas vistas.
Continuamos hasta el collado Severín, desde donde nos desviamos hacia la izquierda hasta la majada de Uporquera.
Un poco más adelante sale un sendero no indicado que nos lleva primero a un collado y luego en la subida final, a la emblemática Cruz de Priena, o Cruz de Pelayo, a 723 metros, desde donde se obtiene una de las mejores vistas de toda Asturias, divisando a vista de pájaro Covadonga y toda la región, incluyendo el macizo occidental de Picos.
Desde este monte, el rey don Pelayo preparó una emboscada a las tropas sarracenas en el año 722, haciéndolas retroceder y dando lugar a la batalla de Covadonga, hecho que se considera el punto de arranque de la Reconquista.
De vuelta a la pista, continuamos ruta pasando por diversas majadas: del Pandal, de la Cañal, hasta llegar a la aldea de Abamia y a la iglesia románica, primera parroquia construida por el rey Pelayo en el siglo VIII. Durante varios siglos permanecieron sepultados en esta iglesia los restos de don Pelayo y los de su esposa la reina Gaudiosa. Con posterioridad se trasladaron a la Santa Cueva, donde reposan actualmente, quedando en la iglesia los sepulcros vacíos.
Continuamos y algo más adelante, entramos en Corao, final de esta atractiva ruta.